Basiliano, Le courage du futuro

Por: Edilson Belisario Gómez Castañeda CSB, Escolástico.
Porque el fin del hombre es Dios y el camino para conocerle es el amor y la sabiduría, los basilianos nos formamos como mensajeros de la palabra de Dios, educadores altamente capacitados y profundamente humanos, discípulos de fe vigorosa, esperanza gozosa, y paciente caridad, pues por medio de nuestra Congregación comprendemos que educar implica algo más que trasmitir doctrinas y teorías, pues somos llamados a ser portadores de vida, fecundos en el Espíritu y humildes de corazón en la acción. Anunciar y promover el Reino es nuestra regla la vida, somos religiosos, parábolas vivas del Reino, pues como consagrados, nuestra labor esta enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu.
Es así que nos apoyamos en Dios antes que en nuestras capacidades, porque nos proyectamos como Basilianos desde realidades que superan los espacios comunes como un escritorio o un pulpito, los basilianos respiramos Docere et delectare, pues nuestro oxigeno es el aprendizaje que anunciamos con gozo, ya que no buscamos acumular conocimientos sino, que perseguimos la alegre sabiduría de Dios para compartirla con los más empobrecidos, para sacar a Dios de los libros, las bibliotecas, los colegios y universidades y ponerlo en el corazón de los hombres y de la mujeres ante las realidades difíciles que se suscitan en el mundo y desafían la Iglesia.
Educar entonces implica dinamizar nuestra vocación en un anhelo por la verdad en un mundo de fake news, que solo dividen y fragmentan, suscitando lo mejor de las personas. Y dando lo mejor como basilianos, pues por la gracia del Espíritu el basiliano conoce, confronta, y transformar la realidad, además de aprender de ella. Pues por la experiencia de fe reconocemos lo profundamente humano de Cristo y desde allí vemos el acontecer de una auténtica educación basiliana. Luchar por anunciar la felicidad de Dios es nuestra tarea diaria, educamos y nos consagramos permanentemente a la vida de Cristo, así motivados por convicciones solidas, nuestro esfuerzo será inherente del plan que Dios ha iniciado en nuestras vidas.
Por medio de este elogio denominado un basiliano el coraje del futuro invito a los jóvenes que desean formar parte del proyecto de Dios como Basilianos desde la evangelización y la predicación, a vivir en libertad, verdad y caridad para decirle si al Señor con coraje haciendo realidad la esperanza de Dios en sus vidas. Para finalizar comparto este pequeño relato tomado de la novela el Hildebrando:
Para enseñar es preciso hacerse amar, ahí está la diferencia entre el profesor y el maestro, el primero es como el hombre que se acerca a un corral de aves, lanza el grano y se va. Ósea que llega a la clase, enseña y sale. El maestro en cambio, es como el hombre que penetra en el corral, mira las aves con cariño reparte el grano, y permanece en observación, atento a ver cuál ave come y cuál no, para investigar qué le pasa a ésta, prodigándole de paso sus mayores cuidados. ¿Y tú qué clase de basiliano o persona deseas ser?
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